Corrían los años 90, yo me encontraba en la primaria, tenía problemas de interacción social como todo niño «bulleado», recuerdo había asistido a un campamento en donde nos separaban por equipos en donde teníamos que ponerle nombre y logo al nuestro, era el auge de la NBA, por ello opte por sugerir el nombre y logo de los Lakers de Los Ángeles, recuerdo también que por esos tiempos sucedió que dicho equipo llego a la final de algún torneo (creo eran 7 partidos como en el béisbol), seguí los partidos con pasión y angustia, rece incluso por que lograran la victoria (sí, solía ser católico apegado en aquel entonces), tan solo para que en los últimos 15 minutos perdiera el equipo de mi afición.
Llore, berreé, pataleé, me enfurecí, no entendía las razones por las cuales «mi equipo» no había ganado, hice de todo lo que un buen aficionado haría (hasta había empezado a practicar el deporte), fui con mi madre en esa noche de miércoles (se encontraba tendiendo la ropa que recién había lavado), me volteo a ver y me dijo uno de los mejores consejos para la posteridad: «Tan sólo es un juego».
Ya son cerca de 20 años de aquella noche, seguí (y aún sigo) esa filosofía hasta el presente, no únicamente para la afición a un deporte, también para los videojuegos, juegos de mesa, cualquier competencia en la cual no corra riesgo algo importante, incluso para el baile; casi 20 años y aún encuentro múltiples ejemplos de personas de diversas condiciones y diversas edades (desde infantes hasta adultos mayores) en donde su afición por tales actividades banales e insulsas, no sólo no es tratada, sino incluso alentada y transmitida de generación en generación.
Es una pena caray, millones de años de evolución desarrollando nuestra cavidad craneal, para realizar, mirar y alentar competencias donde se salta y corre tras un objeto esférico, en efecto, ¡Que vergüenza caray!
Recuerden:
«Tan sólo es un juego».
Comentarios
Saludos.
"Es una pena caray, millones de años de evolución desarrollando nuestra cavidad craneal" para creer que el fútbol es sólo perseguir un objeto esférico.
El fútbol refleja mucho de lo que el ser humano es. La capacidad de la cavidad craneal, de cada ser humano, se mide por su habilidad, de a pesar de entender todo lo que representa el fútbol, de al final poder decir "es sólo un juego".